miércoles, 24 de septiembre de 2014

Apocalipsis ¿Sin Música?




El olor pútrido aumentaba, mi corazón bombeaba a más no poder,  sudaba, la respiración iba al mil por hora. Era fácil creer que era el último sobreviviente. Aquella pistola de ese policía gordito ya no tenía balas, y eran muchos para matarlos con un viejo machete, era el fin. Decidí poner mis audífonos y poner el soundtrack de mi muerte.   Algo apocalíptico, algo infame “Blow your Trumpets Gabriel” Behemoth.  ¿Y mis audífonos? No los traía conmigo, demasiado tarde estaba rodeado, miles de zombis se abalanzaron contra mí, “mordían mis huesos como locos”*
Que aburrido ser un zombie en busca de comida por el mundo sin algo tétrico que escuchar, ¿cualquier cosa? ¿no? ¿Cerebros?, ¿cerebros? Pfff ¡¡¡¡cerebrooooos!!!!! Grrrrrrr.
Ok a quien no le ha pasado, un día que se te olvidan o pierdes los audífonos. Si eres amante de la música como yo, sabrás que es EL FIN DEL MUNDO.

Vas aplastado en el metrobus, que además gotea. Y cada parada vas escuchando el horrible timbre, que advierte que cerrara las puertas. (No sé a quién se le ocurrió ese horrible chillido).
En ese momento envidias al de alado que trae sus audífonos.
Entras a un edificio burocrático. Con un pie adentro   te das cuenta como el tiempo se transforma, todos se ven más grande, por lo menos 20 años, y no tarda en hacer efecto en ti, pronto te sientes con 30 años enzima. Los minutos parecen horas y las horas parecen años. Sentado, esperando, escuchas a lo lejos una vieja canción, sigues  el ritmo  con los pies y empiezas a silbar la melodía, justo cuando estas recobrando tu felicidad. Desde lo lejos se escucha un ¡¡Shhhh!!! Donde está la secretaria más amargada, y claro ella te atenderá.
Pasa el tiempo y regresas a la realidad. Terminas comprándote unos audífonos de 20 Pesos que no te duraran ni 20 minutos, sólo para descubrir que en el aparato donde reproduces música ya no tiene batería. Así es, El Fin Del Mundo.

*“mordían mis huesos como locos” Cita sacada del Comic Nigth Of The Living Deadpool.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

15 de septiembre musical, ¿o no?





Día de la independencia. 
 Emocionado por la tradición, desde días antes ya había preparado mi guitarra, le compre cuerdas nuevas, investigue varias canciones que no pueden faltar en una noche mexicana.

Eran como las 10:30 de la noche lleve mi instrumento a la sala, euforico empecé a tocar el cielito lindo; lamentablemente nadie me correspondió con su canto. Seguí con aquella que siempre canta mi madre: Amor eterno de Roció Dúrcal. Nada de nada. Resignado espere por mi plato de pozole, y si bien no tenía suficiente con la decepción de las canciones, mi abuela insistió ver el amargo y triste grito del señor Peña Nieto. Era un momento en el cual sabes que no puede ponerse peor. Sin embargo te das cuenta que las cosas se ponen realmente mal cuando tu hermana PUNK se pone a cantar canciones de timbiriche. En fin ya habrá otros días patrios…